

No escucho.
Cero pulsaciones,
la premonición se agranda en la garganta.
Dulce violencia es la pasión,
que se amarga
en las francas aguas de la inocencia.
Perdí el vuelo,
la habilidad de conversar con el aire,
de aterrizar en cualquier emoción,
en el hálito delirante.
Ahora,
ya no escucho,
ya no más,
las pesarosas tormentas
sacuden mi alma,
ya no más alada melancolía,
esta sumergida
en las garras tenues de la luz divina.

Esta obra de ALMA A. C. CARBAJAL GUZMÁN está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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